[Crítica] Buried

Bueno, supongo que decir que Enterrado es una película claustrofóbica sería una obviedad demasiado grande. Por otro lado, y teniendo en cuenta que una servidora es muy, pero que muy empática, estoy capacitada para afirmar que los efectos secundarios derivados de ver Buried son considerables.

Hoy por hoy y para mantener la voluble atención de un público cada vez menos impresionable se recurre a casi todo y  me agrada mucho decir que los riesgos que a veces se corren por ahí pueden traer grandes éxitos detrás. Este es el caso de la última película de Rodrigo Cortés (Concursante) donde este gallego nos impresiona con 93 minutos centrados en Paul Conroy, un hombre encerrado en una caja bajo tierra. No hay más, si esperáis ver imágenes del exterior para amenizar la proyección o para quitar tensión al film, no lo hagáis, eso no ocurrirá.

Normalmente ver durante 93 minutos a Ryan Reynolds sería algo que haría encantada, pero en esta ocasión os aconsejo que vayáis preparados; Buried no es una película fácil, aunque sí es brillante, soberbia y brutal. Poned ambas cosas en una balanza. Ver una película tremenda y sorprendente aunque incomoda y bastante enfermiza. Habrá a quien le compense y habrá a quien no. Desde luego, yo no me la hubiera perdido por nada del mundo; se trata de toda una experiencia espeluznante y sobrecogedora.

Buried es vertiginosa, te mantiene en un estado de tensión permanente que solo notas cuando todo ha acabado y te das cuenta del fuerte dolor de espalda que se te ha puesto. Es algo increíble como con tan pocos recursos visuales se consigue contar de forma tan magistral una historia en la que el encerrado acabas siendo tú. No digo más, ARROLLADORA.